Stig Östlund

onsdag, augusti 12, 2020

For Spanish students

Solo sin tilde, Cristo sin h

Por Belén Almeida
En las últimas semanas se ha vuelto a hablar en las redes sociales de una tilde: la de solo. Al parecer, muchos hablantes echan de menos esa tilde que la Real Academia recomienda no usar.
Es una muestra más de cómo las costumbres gráficas adquiridas en la niñez y juventud resultan difíciles de cambiar, de cómo la escuela y los años de aprendizaje son decisivos en el establecimiento de estas costumbres y de cómo los hablantes se aferran a estos usos. En resumen: será difícil que la mayoría de los hablantes adultos abandonen la tilde en solo, pero es de suponer que lo harán quienes aprenden a escribir ahora, salvo que los docentes lideren una revuelta y enseñen, en contra de las recomendaciones de la Academia, a poner tilde en solo cuando es adverbio.
En diferentes publicaciones sobre el tema se recuerda que hubo resistencias en la Academia cuando se decidió eliminar en la doctrina ortográfica de la institución grafías como ph (PhelipeJoseph)th (thesoroThomás), o ch con valor de /k/ (monarchiacherubines). No es extraño. ¿Cuántas personas no soportan hoy la idea de escribir, de acuerdo con la pronunciación, sicología (grafía aceptada por la RAE)? «La ciencia de los higos», dicen. En cambio, en seudónimo no hay tanta disensión, sea porque los defensores de pseudónimo se ocultan, sea porque no se les alcanza que seudo- signifique nada distinto de pseudo-, o porque no haya «pseudólogos».
Cuando se propuso en alemán, hace unas décadas, abandonar la ph- y abrazar la f- en muchas palabras, se tembló por la Philosophie, pero no se atrevieron los reformadores a tanto: se puede escribir Biografie y Geografie, pero los Philosophen no pasan a Filosofen de ninguna de las maneras. Los filósofos españoles perdieron sus ph en el diccionario de 1780 (que en el de Autoridades de 1737 aún conservaban), aunque hay que recordar que filósofo fue grafía frecuente ya en los siglos xvi y xvii.
¿Es la reforma ortográfica una falta de respeto? Muchos Philosophen y psicólogos parecen de acuerdo en que sí. Sin embargo, es posible que buena parte de este tipo de «superstición gráfica» sea algo relativamente novedoso en las lenguas, que solo en los últimos siglos, muy normativos ellos en lo que se refiere a la grafía, han tenido hablantes tan empecinados en «escribir como siempre se ha escrito».
Como nunca se ha escrito. Pongamos Cristo. Aparece como Christo en el Diccionario de autoridades (1729) y en las tres primeras ediciones del DRAE (1780, 1783 y 1791). Grafía etimológica, grafía tradicional, la grafía que siempre se había escrito. ¿Sí? Bueno… En realidad, Christ- y Crist- (en Cristocristianocrismacristiandad…) venían coexistiendo en los diccionarios desde Nebrija. En su Vocabulario, aparece cristiandad y cristo (en el sentido de ‘ungido’). También aparece cr- y no chr- en el Tesoro de Covarrubias de 1611, y en diccionarios bilingües como los de Palet (1604), Percival (1591), Oudin (1607), o el de Vittori (1609). En otros diccionarios, como el de Minsheu (1617), el de Mez de Breidenbach (1670) o el de Stevens (1706), unas formas aparecen con chr- y otras con cr-: el de Stevens, por ejemplo, presenta como lemas Christiano nuevo y Cristiano viejo, combinando relajadamente ambas grafías.
Estos son diccionarios y libros impresos. Pero también en la manuscritura tiene mucha tradición la convivencia entre la grafía cr- y chr-. En el corpus de documentos manuscritos CODEA, en el siglo xvi se encuentran 10 casos de christiano frente a 23 de cristiano; en el xvii, 2 de christiano frente a 6 de cristiano; mientras que en el xviii hay 7 de christiano y solamente 1 de cristiano. ¿Es posible que el xviii fuera un siglo de recuperación de grafías etimológicas? Muchos datos nos indican que sí; entre otros, la misma actitud de la Academia, que, hija de su tiempo, propuso grafías «originales» (por acercarse a la escritura del étimo), pero, paradójicamente, rara vez escritas antes, como lachrymosotyraniamelanchólicophysico o nympho.
Pero ¿quiénes escribían cristianoCristo, y quiénes christianoChristo? Probablemente, las personas con mejor formación, que habían aprendido latín, o que, quizá, habían tenido una formación escriptoria más sólida, tenían tendencia a escribir chr-, mientras que las personas que sabían escribir pero no tenían esa formación «extra» escribían frecuentemente cr-.
Por ejemplo, en los textos que hemos analizado de los siglos xvi y xvii, se escribe cristiano sobre todo en notas de abandono, pequeños documentos que se entregan con un niño o niña que se deja en un convento, institución benéfica o en la puerta de una persona rica, debido a que los padres no pueden hacerse cargo del bebé. Estas notas suelen explicar si el niño «va cristiano» (ha sido bautizado) o no, y, si ha sido bautizado, cuál es su nombre: «Esta niña esta cristiana y tiene por nonbre Juana», «esta Criatura no esta Cristiana e nazio dia de santa ageda», «Cristiano ua y Juan se llama». Estos documentos no solían estar escritos por profesionales de la escritura.
A comienzos del xix, en la edición del DRAE de 1803, la Academia decidió eliminar la h de Christo, lo que al parecer suscitó debate en las sesiones de la institución. Para entonces, en la imprenta estaba generalizada la grafía Chr‑. Una muestra de la influencia de la Academia ya en este momento es que, si en una búsqueda en la prensa de 1803 encontramos 46 casos de Christo y ninguno de Cristo, en 1804 ya son 12 de Cristo frente a 55 de Christo, y en 1807, 43 de Cristo frente a solo 9 de Christo.
Desde entonces tampoco han sido escasos los cambios efectuados en la escritura del castellano. La ortografía más o menos unificada de la modernidad y la actitud positiva de los hablantes cultos hacia esas convenciones ortográficas, que son consecuencia y causa al tiempo de las posiciones de la Academia, han hecho que los hablantes reaccionen con frecuencia contra las novedades, pero al fin estas se imponen y no pasa nada. En mi opinión, y en España al menos, la tilde de solo será pronto solo un recuerdo o un error ortográfico, y antes, durante unos años, un uso de hablantes mayores que no han querido o sabido cambiar los usos gráficos aprendidos en la infancia
Centro Virtual Cervantes © Instituto Cervantes, 1997-2020. Reservados todos los derechos.
 cvc@cervantes.es
El Instituto Cervantes utiliza cookies propias y de terceros para facilitar,
 mejorar y optimizar la experiencia 
del usuario, por motivos de seguridad, y para conocer sus hábitos de navegación. Recuerde q

Bloggarkiv